A lo largo de estos días hemos hablado acerca del poder de las palabras.
Hoy me gustaría terminar hablando de la palabra más poderosa del universo: la Palabra de Dios.
*¿Alguna vez al pasar por situaciones difíciles te has aferrado a las promesas de Dios* que aparecen en las Escrituras?
Yo lo he hecho en ocasiones a lo largo de estos años, y en todas ellas he podido experimentar la obra de Dios en mi vida a través de Su Palabra.
*Una de las promesas que más he experimentado* cuando he tenido problemas es esta: _*“Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús”*_ Filipenses 4:6–7.
Cada vez que paso por un problema:
-Se lo entrego a Dios en oración,
-Empiezo a darle gracias por lo que va a hacer,
-Y como consecuencia, siempre recibo esa paz preciosa, como promete este pasaje.
¡Es tan precioso! Jesús dice: _*“Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queréis, y os será hecho”*_ Juan 15:7.
Sí, cuando tu corazón está lleno de la Palabra de Dios y tus labios declaran y confiesan Sus promesas para tu vida, la respuesta de Dios está en camino.
*Hay milagros esperando por ti!*
Que tus palabras estén llenas de Sus palabras, y de gratitud por lo que va a hacer en tu vida.