Cuando conocí a Jesús, empecé a leer la Biblia. Me encantaba leer la historia y las palabras de Jesús en los Evangelios, y siempre apuntaba en un cuaderno los versículos que más me impactaron. Tenía realmente hambre de Dios, y aunque había muchas cosas que no entendía en lo que leía, había otras que sí resonaban conmigo, y con mi realidad, al menos en cierto grado. *Esa fue una gran clave en mi vida: no me dejé frenar por lo que no entendía,* sino que me centré en aquello que sí podía entender, y que, de hecho, me inspiraba. Dios es extremadamente sabio, y con una misma Biblia es capaz de hablar, inspirar y tocar el corazón de aquellos que llevan años estudiando Su Palabra, así como el de aquellos que todavía no saben casi nada de ella. *¡Es realmente impresionante!* *Sí, Dios quiere inspirarte a través de Su Palabra.* De hecho, Él inspiró a los autores que escribieron las diferentes partes de la Biblia, y esa misma inspiración divina que impregna las páginas de la Biblia está disponible para ti hoy. ¿Alguna vez te habías dado cuenta de que la palabra *“inspiración”,* que tantas veces usamos en un sentido creativo, es literalmente la misma palabra que usamos para el acto de respirar? Cuando *“inspiras”,* estás llenando tus pulmones de aire fresco, y por medio de ello estás renovando tu cuerpo. *Eso es precisamente lo que Dios quiere hacer a través de Su Palabra en tu vida:* Él quiere que la *“inspires”,* que te llenes de ese aire fresco que viene de Su Presencia, para que así puedas sentirte renovado, fortalecido y lleno de vida.